Recientemente ha sido publicado en Enfermería intensiva el artículo Análisis de una encuesta sobre conocimientos en contenciones mecánicas de las enfermeras de unidades de críticos, liderado por Gemma Vía de la UCI del Hospital de Bellvitge. Se trata de un estudio multicéntrico, observacional, en 12 unidades de críticos de 8 hospitales en España (n=354 enfermeras).
Pese a que tanto las recomendaciones internacionales como el documento sobre indicadores de calidad liderado por las sociedades médica y enfermera de cuidados intensivos en España recomiendan que la decisión de colocar contenciones mecánicas se realice de forma multidisciplinar, sea prescrita por un médico y quede registrada por escrito en la historia clínica, en la actualidad, en la mayoría de las UCI, son las enfermeras las que deciden, colocan, mantienen y retiran estos dispositivos de forma autónoma.
Obtuvieron una tasa de respuesta del 70.62% (250 enfermeras), de las cuales el 73.6% no había recibido formación previa sobre contenciones mecánicas. Su grado de conocimientos se asoció al hospital de referencia, y con mayor grado de conocimiento es más probable que trabajen en unidades con consentimiento informado para el uso de contenciones mecánicas; visita familiar flexible y que dispongan de un protocolo de analgosedación, o que la enfermera tenga autonomía en el manejo de la analgosedación.
Las autoras concluyen que es necesaria una mayor formación de las enfermeras sobre el uso de contenciones mecánicas y que el entorno de trabajo donde se desarrollan los cuidados tiene una gran influencia en el grado de conocimientos de las enfermeras sobre esta intervención.
Los hallazgos del estudios nos remiten por diferentes vías a la implementación de las buenas prácticas en humanización: se antoja fundamental la formación una vez más (ese mantra tan repetido y tan poco ejecutado desde las administraciones y los departamentos de formación y docencia), el respeto a la autonomía de las personas, la flexibilización de horarios de visita y asegurar el bienestar del paciente. Redundamos en la idea de que es preciso un cambio global en el modelo de gestión, no solo vale con la aplicación aislada de una de estas medidas puesto que todas influyen y se interrelacionan entre ellas.
Y como todo cambio, debemos planificar y prepararnos sabiendo que nos llevará un tiempo. Pero no deberíamos esperar mucho más cuando el sentir común y la ciencia se ponen de acuerdo.
Sigamos haciendo visible lo invisible.
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